sábado, 28 de septiembre de 2019

La megalítica Micenas


Llama la atención poderosamente esta ciudad fortificada de Micenas. En primer lugar por su aspecto, por esa estructura de fortaleza megalítica que siempre impone por su rotundidad y en segundo por corresponder a una civilización muy anterior a la llamada Grecia clásica. La micénica es una cultura todavía hoy poco conocida, que se desarrolla entre el siglo XVII y el XII a.C. (el Partenon se construye en el siglo V a.C.) Habían construido grandes fortalezas y desarrollado su propia escritura pero, sin que sepamos aún porqué, la civilización micénica entró en declive y desapareció de repente, quedando sus ciudades y sus templos abandonados. Se especula con revueltas internas, invasiones de otros pueblos y terremotos.


Del aspecto de las murallas que circundan este yacimiento arqueológico resaltan, ya desde la distancia, los gigantescos bloques de piedra. Al hablar de estas murallas se suele utilizar el calificativo de ciclópeas ya que, por el gran tamaño de las piedras utilizadas, parece realmente que fueran construidas por cíclopes (esos seres gigantescos de la mitología griega con un solo ojo en medio de la frente). Básicamente es una construcción con grandes piedras a modo de sillares que no se utiliza cemento ni argamasa de ninguna clase.





Nada más comenzar a ascender la colina de la ciudadela nos encontramos con uno de los elementos singulares y más famosos de Micenas, la Puerta de las Leonas, llamada así por las figuras de dos leonas esculpidas sobre la misma. Al traspasarla, aparecen a la derecha unos enigmáticos fosos circulares que eran en realidad tumbas reales, donde estaban enterrados los mandatarios importantes de la ciudad. Posteriormente los micénicos sustituyeron estas tumbas de dentro de la ciudad por grandes sepulturas subterráneas abovedadas llamadas tholos, que construyeron en las afueras y de las cuales se conservan nueve en los alrededores. Una de ellas es la denominada el Tesoro de Atreo, en memoria del padre de Agamenón, una tumba que por su forma y su aspecto majestuoso está considerada como uno de los monumentos más impresionantes que sobreviven del período micénico. También es conocida como la Tumba de Agamenón porque durante mucho tiempo se supuso que era éste el que estaba allí enterrado. En su día se descubrieron en el interior de la cámara mortuoria máscaras de oro, entre otras la que se supone fue del rey Agamenón.




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