martes, 24 de septiembre de 2019

Atenas, mitológica y actual


Atenas ha sido una absoluta sorpresa. Quizás porque las escasas referencias previas apuntaban a una ciudad con mucha contaminación, con un tráfico caótico y destartalada, una ciudad rota. Pero, aunque por circunstancias la mantenga aletargada, deja ver desde el primer momento esa chispa bulliciosa y colorida que proporciona el alma mediterránea. Se siente en la calle y se siente cercana. Estamos ante una ciudad viva, pícara, despierta, peleona y actual, embadurnada de un pasado glorioso que soporta y que le sienta bien, una ciudad moderna que convive sin problemas con una historia que ha hecho historia en la historia de la humanidad. Por suerte Atenas hoy es más que una reliquia. Alegre, desenvuelta y llena de vitalidad, ofrece abiertamente sus rincones, abre sin reparo sus puertas al visitante y comparte sus encantos con la gente que llega.


Está claro que Atenas es una experiencia, una ciudad grande, crítica y agitada, calificativos que la hacen mucho más atractiva que otras ciudades-florero de admirar y no tocar. También es verdad que la crisis que atraviesa Grecia de un tiempo a esta parte y el desaforado aluvión del turismo, invitan al desorden, hacen crecer los empujones y en ocasiones se traspasa con desvergüenza la delicada linde entre la picardía y el descaro, por lo que hay que andar con tiento. Detrás de las luces se esconden los espabilados, entre las sombras crecen los empujones y en el tumulto es fácil que alguno pueda perder la cartera. Se percibe. Y entre tanta gente no hace falta esforzar mucho la vista.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares