sábado, 21 de septiembre de 2019

Meteora, donde viven al lado del cielo

Alguien, hace mucho tiempo, andaba errante por estos lugares. Cansado tras inspeccionar en detalle  las cimas de estos macizos escarpados e idílicos, se sentó sobre un pedrusco y concluyó: "Aislados del mundo, en medio de este remanso de tranquilidad, rodeados de naturaleza y cerca del cielo. No se puede pedir nada más. Es el sitio ideal, no podemos encontrar nada mejor para vivir". Y así los primeros monjes ermitaños se fueron instalando en pequeñas grutas dentro de la zona hace mil años, para dedicarse de lleno a la meditación.

Ya en el siglo XIV, con el desmoronamiento del imperio bizantino, los escarpados parajes atrajeron a un gran número de monjes, que se refugiaron en el lugar en busca del aislamiento necesario. Se fundaron entonces una veintena larga de monasterios en lo alto de los riscos para protegerse de las incursiones. El acceso a los monasterios era realmente difícil. Solo se podía acceder a través de escaleras portátiles o rudimentarios ascensores, gracias a lo cual pudieron subsistir durante siglos.

Muchos de los monasterios existentes fueron destruidos durante la ocupación nazi. Dada su difícil accesibilidad, se utilizaban como refugio por parte de la resistencia griega. En la actualidad subsisten seis (en muy buen estado de conservación) de los veintitantos que hubo inicialmente, habitados por comunidades religiosas de monjes y monjas. El conjunto está considerado como  Patrimonio  de la Humanidad por la Unesco.

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